martes, junio 28, 2005

La Movida (II)


Buscando información sobre 'La Movida' he encontrado muchos artículos interesantes. El que viene a continuación lo encontré a través del google y pertenece a www.deia.com pero me temo que no sé quién lo escribió. De todas formas me parece interesante y como viene al caso, he decidido publicarlo aquí. No sé si estoy comentiendo algún tipo de delito pero es una información muy buena sobre esa época tan interesante de nuestro diminuto país.

Se titula: 'La generación del bote de Colón'.


Se le llamó La Movida porque fue un despertar lleno de vitalidad y desenfado en el momento del tránsito de la dictadura a la democracia. Centrada fundamentalmente en Madrid, esta ola de descaro e impulso musical e intelectual se extendió también a otros lugares, donde, aunque con menor fuerza, prendió en tendencias y movimientos artísticos y culturales. Ahora que se cumple el 25 aniversario de su nacimiento y cuando se respiran otros aires, numerosos discos, películas y libros tratan de recuperar aquel espíritu ansioso de libertad que marcó una época.

LA DERECHA más reaccionaria incluso llegó a dudar de su existencia, pero hoy en día, 25 años después de su ‘‘nacimiento’’ oficial, la Movida se conmemora con la edición de antologías musicales en diferentes soportes -el último, ‘‘La Movida de los 80’’ (EMI)-; películas como ‘‘El calentito’’, de Chus Gutiérrez, en el que Verónica Sánchez y Jordi Vilches despiertan a la vida y al sexo en el escenario de aquel Madrid; series de tv como ‘‘Los 80’’, de T5; y hasta libros como ‘‘El cielo de Madrid’’, de Julio Llamazares, que narra «el vacío del éxito» logrado por algunos en aquellos maravillosos años. El revival ya está aquí. Algunos, como Secretos y Germán Coppini y Patacho, siguen en la brecha al frente de Anónimos, y se baraja la posibilidad de reagrupamientos como el de Nacha Pop, una vez lograda la reunificación de los más tardíos Los Ronaldos. Aquella implosión musical y cultural, a la que sobrevivieron Ceesepe, García Alix, Almodóvar, Bernardo Bonezzi y Uka Lele, pervive en la mente de quienes la vivieron -la generación del ‘‘bote de colón’’, de Pegamoides, y de ‘‘la moda juvenil’’, de Radio Futura- gracias a un cancionero que se mantiene vivo y debería ser redescubierto por las nuevas generaciones. Lo quiera o no Álvarez del Manzano, quien dudó de su existencia y calificó la Movida de «propaganda política», lo que sucedió en el Estado, especialmente en Madrid, en el tránsito de los 70 y los 80, fue algo muy ‘‘gordo’’. Una serie de circunstancias facilitaron ese despertar vital, musical e intelectual, especialmente el tránsito de la dictadura a la democracia. «Se propició la formación de grupos musicales que utilizaban un lenguaje nuevo y rompedor. Una chica mejicana de 14 años, fan de Lou Reed, David Bowie y Los Ramones, que había adoptado el nombre de Alaska, se puso a buscar gente a la que le gustara la misma música. Y no tardó en encontrarla», recuerda el periodista Jesús Ordovás, responsable de la elección de los contenidos del recopilatorio ‘‘La movida de los 80’’. Hablaba de Kaka de Luxe, banda seminal autora de ‘‘Pero qué publico más tonto tengo’’ y cuyos miembros acabaron formando posteriormente grupos como Paraiso, Radio Futura, Pegamoides y La Mode. «Su ejemplar peripecia incitó a otros muchos a hacer lo propio. Hacían falta canciones que animaran a la gente joven a salir a la calle y que sirvieran de vía de expresión a nuevas inquietudes», apostilla Ordovás.¿Agitación o creatividad?Fue una época marcada por un momento de gran agitación. Lo de la creatividad ya es más subjetivo porque hubo de todo. De hecho, en algún momento, apenas hubo filtros. «Allí todo valía. Se componían canciones media hora antes de subir al escenario y recuerdo a Santiago Auserón hacer una canción de doce minutos. Eran otro tiempos, hacías cuatro temas, la gente te aplaudía, y salías sacando pecho», recuerdan ahora desde el seno de Nacha Pop. La proliferación de radios -especialmente Onda 2 y Radio 3-; fanzines y revistas como ‘‘La Luna’’; salas de conciertos -con el mítico Rockola al frente-; sellos discográficos independientes, impulsados por Discos Radioactivos Organizados (Dro); y concursos, de los que salieron desde Ilegales en Gijón a Kaka en Madrid, convirtieron en moda un movimiento marcado por la heterogenia -convivían desde gente de la calle como Ramoncín con niños bien y estudiantes en La Sorbona, caso de Auserón- y un sentimiento interdisciplinar que hacía convivir la música con el cine, la moda, la pintura, la fotografía, el travestismo y la pintura. O lo que es lo mismo, al dandy de Carlos Berlanga con Auserón, Poch, Antonio García Alix, Ceesepe, El Hortelano, Rossy de Palma, Mariscal y Almodóvar, quien filmó en ‘‘Laberinto de pasiones’’ una crónica divertida de aquellos años, posteriormente recuperada, parcialmente, por Luis Antonio de Villena en su libro ‘‘Madrid ha muerto’’.«Yo jamás te hubiera conocido si no llega a ser por los Ramones», cantaban Pistones. A la lista se podrían sumar Television, Blondie, Graham Parker, Elvis Costello y otros artistas de punk y new wave que sirvieron de modelo a una generación marcada por el eclecticismo. Poco tenían que ver los intelectuales Alphaville con el punk cafre de los primeros Siniestro Total, o el hedonismo de ‘‘Bailando’’, de Los Pegamoides, y las buenas maneras de Secretos y Nacha Pop con la ironía caústica de las autodenominadas Hornadas Irritantes de Poch, Sindicato Malone y Glutamato Ye Ye. «La gente joven estaba allí y comenzó a hacer grupos. Se han hecho buenos discos y buenas canciones. Se le llama movida... me parece bien. Yo pertenezco a la movida y estoy muy orgulloso», declaraba Jaime Urrutia, de Gabinete Caligari, allá por 1986, ya con el movimiento en sus horas más bajas, acuciado por la falta de subvenciones socialistas, el hartazgo y el azote del sida y, sobre todo, de la heroína, que no tardó en diezmar a una generación -enfrentada a veces, como revelan las rencillas entre Pegamoides y Mecano- ávida de experimentaciones físicas y químicas, como confirmó su abrazo a todo tipo de drogas sin apenas información sobre sus secuelas. A las bajas, peleas y escasa repercusión comercial de sus protagonistas se fue uniendo la llegada de otra generación, la del indie rock, que, como sucede siempre, acabó enterrando a sus mayores. La ‘‘Movida’’ de EuskadiLa ‘‘movida’’, si es que existió, no se circunscribió a Madrid. El efecto mariposa llegó a la periferia, como lo demuestra la actividad surgida en Andalucía con 091 y TNT, entre otros; el caso catalán, con Rebeldes y Loquillo; la actividad gallega en torno a Vigo, con Siniestro Total y Golpes Bajos como estandartes; y Euskadi, que cedió a Madrid a personajes como Javier Gurruchaga y Jaime Stinus, al frente de Orquesta Mondragón, Las Vulpes y sus provocaciones, y el surrealismo de Poch y sus Derribos Arias. Además, con un circuito autogestionado, un lenguaje milenario (el euskera) y una motivación diferente, más comprometida social y políticamente, creció en Euskadi su ‘‘movida’’ particular en los 80, que alguno denominó Rock Radikal Vasco y que tuvo en Kortatu, La Polla Records, Eskorbuto, Cicatriz, Zarama, RIP, Barricada y Hertzainak a los activistas más sobresalientes y habituales de los gaztetxes. Pero esa es otra historia.

1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Un ibanez musican... como el mio!! :))

6:13 p. m.  

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